El Gobierno de Chile ha dado un paso significativo al presentar una actualización de la Política Nacional de Convivencia Escolar, con el objetivo de fortalecer la convivencia escolar y abordar los desafíos contemporáneos que afectan a la comunidad educativa. La actualización de la política de convivencia escolar es especialmente importante debido a los cambios sociales y los efectos de la pandemia, los cuales han intensificado los problemas de convivencia y violencia en las escuelas.
El nuevo marco se implementa a través de un Plan de Acción 2024-2030, que incluye 42 medidas concretas enfocadas en mejorar la convivencia escolar, prevenir la violencia y promover la inclusión. Además, la creación de 12 cartillas educativas proporciona estrategias clave para docentes y directivos sobre la convivencia escolar, la resolución pacífica de conflictos y la educación inclusiva.
Un aspecto central de esta actualización es la formación continua de los docentes, quienes recibirán herramientas para mejorar la convivencia escolar al manejar situaciones de conflicto y fomentar el desarrollo socioemocional en los estudiantes. El uso de datos de evaluaciones como el Simce permitirá monitorear el estado de la convivencia escolar, garantizando ajustes efectivos en las políticas según las necesidades de cada institución.
Por último, el proyecto de ley vinculado a la actualización busca reforzar la institucionalidad encargada de la convivencia escolar, dotando a las escuelas de herramientas legales para enfrentar de manera más efectiva los conflictos y prevenir la violencia.
Esta actualización responde a la necesidad de crear entornos educativos más seguros y armónicos, centrados en una convivencia escolar saludable, adaptada a las realidades actuales.
Contexto de la Actualización
La Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile había permanecido sin actualizaciones desde 2019, un año en el que los desafíos relacionados con la convivencia escolar eran diferentes a los que se presentan en la actualidad. Desde entonces, el escenario educativo ha cambiado drásticamente, impulsado por una serie de factores tanto internos como externos.
Primero, la pandemia de COVID-19 afectó profundamente la vida escolar. Las escuelas cerraron por largos periodos, y el aprendizaje remoto se convirtió en la norma. Esta situación no solo alteró el rendimiento académico de los estudiantes, sino también el aspecto emocional y social. El aislamiento, la falta de interacción diaria con compañeros, y el estrés tanto en estudiantes como en profesores exacerbaron problemas ya existentes en términos de convivencia escolar, tales como la violencia, el acoso y la desigualdad en el acceso a la educación.
En este contexto, el Ministerio de Educación identificó la necesidad urgente de reformar las políticas educativas vigentes para ajustarlas a las nuevas realidades. La actualización no solo busca enfrentar los problemas inmediatos de la violencia escolar, sino también promover una convivencia inclusiva, que considere el desarrollo socioemocional de los estudiantes como un eje central del proceso educativo. Además, se han añadido nuevas estrategias para enfrentar los retos que la tecnología ha traído consigo, como el acoso cibernético y la desinformación digital.
Las modificaciones no se limitan solo a la convivencia entre los estudiantes, sino que también promueven la inclusión de toda la comunidad educativa, incluyendo docentes, directivos y personal administrativo. Esto se refleja en la creación de programas de formación continua para el personal educativo, que les proporcionará herramientas para manejar mejor los conflictos dentro de las aulas, fortalecer el aprendizaje socioemocional y fomentar el respeto mutuo.
Además, esta reforma también responde a los cambios sociales que han tenido lugar en Chile en los últimos años. Los movimientos sociales han puesto de relieve temas de equidad de género, inclusión y diversidad, lo que ha hecho aún más relevante que las políticas educativas reflejen estos valores en los entornos escolares. La nueva actualización de la Política de Convivencia Escolar busca, por tanto, crear espacios donde se promuevan la igualdad, el respeto a los derechos humanos y la construcción de una cultura de paz.
En resumen, la actualización de esta política responde a una necesidad de adaptación no solo a los efectos de la pandemia, sino también a las nuevas dinámicas sociales que exigen entornos escolares más inclusivos, equitativos y preparados para manejar los desafíos de una sociedad en constante cambio.
Plan de Acción 2024-2030
El Plan de Acción 2024-2030 es uno de los pilares más importantes de la actualización de la Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile. Este plan se enfoca en implementar, de manera progresiva, 42 medidas concretas para mejorar la convivencia escolar en las instituciones educativas de todo el país. Estas medidas se centran en cinco dimensiones clave que abordan diversas problemáticas que afectan a las comunidades escolares, como la violencia, la falta de inclusión y la necesidad de fortalecer el desarrollo socioemocional de los estudiantes.
Principales Objetivos del Plan de Acción
El Plan de Acción tiene como objetivo central crear entornos educativos más pacíficos e inclusivos. Para lograr esto, las 42 medidas abordan desde la implementación de programas de formación continua para docentes y directivos, hasta la promoción de una cultura de paz y el uso de herramientas digitales para monitorear la convivencia escolar. Cada una de estas medidas se desplegará de manera gradual, asegurando que las escuelas reciban el apoyo necesario para integrar estas nuevas políticas de manera efectiva.
Formación Docente y Gestión de Conflictos
Una de las dimensiones más destacadas del plan es la formación continua de los docentes, directivos y asistentes de la educación, enfocada en la gestión de conflictos y el aprendizaje socioemocional. Estas medidas buscan preparar al personal educativo para enfrentar los nuevos desafíos que surgen en las escuelas, como el aumento de la violencia escolar y los conflictos derivados del uso de la tecnología y redes sociales.
Uso de Datos para la Monitoreo
El Plan de Acción también incluye el uso de datos obtenidos a través de herramientas como el Simce, con el objetivo de monitorear el estado de la convivencia escolar en los diferentes niveles educativos. Estos datos ayudarán a identificar patrones de comportamiento, problemas recurrentes y áreas donde se necesitan más recursos o apoyo para mejorar la convivencia.
Medidas para la Inclusión y la Diversidad
El plan también se centra en promover la inclusión dentro de los entornos escolares, abarcando temas como la equidad de género, la convivencia inclusiva, y la prevención de la violencia, no solo física, sino también psicológica y social. Estas medidas pretenden asegurar que cada estudiante se sienta parte de la comunidad escolar, fomentando el respeto mutuo y la diversidad.
El Plan de Acción 2024-2030 refleja el compromiso del Gobierno de Chile con la creación de escuelas más seguras, inclusivas y preparadas para enfrentar los desafíos actuales y futuros, con el objetivo de garantizar una convivencia escolar armónica y efectiva en todo el país.
Cinco Dimensiones de Trabajo
El nuevo marco de la Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile se organiza en cinco grandes dimensiones de trabajo, cada una diseñada para abordar áreas críticas de la convivencia escolar. Estas dimensiones se enfocan en aspectos clave como el aprendizaje socioemocional, la prevención de la violencia y el fortalecimiento de las comunidades educativas. A continuación, se explican cada una de estas dimensiones y su relevancia para el contexto educativo actual:
1. Aprendizaje Socioemocional
Esta dimensión pone énfasis en el desarrollo de habilidades socioemocionales tanto en estudiantes como en docentes. Se reconoce que una educación integral no solo implica el aprendizaje académico, sino también el fomento de competencias emocionales como la empatía, la resiliencia y la capacidad de manejar el estrés y los conflictos. El objetivo es que tanto los estudiantes como el personal educativo desarrollen mejores relaciones interpersonales dentro del entorno escolar.
2. Prevención de la Violencia Escolar
Dado el aumento de situaciones de violencia en las escuelas, esta dimensión se centra en la prevención y gestión de la violencia dentro de la comunidad educativa. Esto incluye medidas para reducir el acoso escolar (bullying) y el acoso cibernético, así como la implementación de protocolos para gestionar situaciones de conflicto de manera pacífica y dialogada. Se busca que las escuelas se conviertan en espacios seguros donde todos los estudiantes puedan aprender y desarrollarse sin temor.
3. Convivencia Inclusiva
La inclusión es otro pilar fundamental de la nueva política. Esta dimensión está enfocada en promover la equidad de género, la inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales, y el respeto por la diversidad cultural y social dentro de las aulas. A través de esta dimensión, se pretende asegurar que todos los estudiantes, sin importar sus diferencias, sean valorados y respetados, creando así una comunidad educativa más cohesiva y justa.
4. Fortalecimiento de la Comunidad Educativa
Esta dimensión está orientada a fortalecer la colaboración entre todos los actores de la comunidad educativa, incluyendo estudiantes, docentes, padres y personal administrativo. Se promueve una mayor participación de las familias en el proceso educativo, y se fomenta el desarrollo de equipos de convivencia dentro de cada escuela, responsables de implementar las estrategias de convivencia escolar.
5. Cultura de la Paz y Resolución de Conflictos
Finalmente, esta dimensión se enfoca en promover una cultura de paz dentro de los entornos escolares. Se fomenta el uso de herramientas de mediación y diálogo para resolver conflictos de manera pacífica. La resolución dialogada de conflictos no solo ayuda a evitar la violencia, sino que también enseña a los estudiantes habilidades valiosas que podrán utilizar en su vida cotidiana fuera de la escuela.
Cada una de estas dimensiones está diseñada para responder a los problemas actuales de convivencia dentro de las escuelas, asegurando que las políticas educativas se ajusten a las realidades contemporáneas y promuevan un ambiente de respeto, inclusión y paz.
El Plan de Acción 2024-2030 también contempla la distribución de 12 cartillas educativas que actuarán como herramientas clave para mejorar la convivencia escolar en los centros educativos de Chile. Estas cartillas abordarán temas específicos que serán de gran utilidad para docentes, directivos y otros miembros de la comunidad educativa. Los temas que se tratarán en estas cartillas incluyen la resolución pacífica de conflictos, la convivencia inclusiva, la educación no sexista y muchos otros aspectos que son fundamentales para promover una cultura de respeto y armonía dentro de las escuelas.
¿Qué Contienen las Cartillas Educativas?
Las cartillas están diseñadas para ofrecer estrategias prácticas y recursos que los educadores podrán utilizar de manera directa en su día a día. A continuación, algunos de los temas más destacados que se incluyen en las cartillas:
- La convivencia se enseña y se aprende: Expone la importancia de la convivencia dentro del currículo escolar, mostrando cómo se puede integrar en las clases diarias.
- Prevención de la violencia escolar: Proporciona herramientas para evitar situaciones de acoso y violencia, tanto en entornos físicos como en línea.
- Convivencia inclusiva: Enfocada en promover la equidad de género y el respeto por la diversidad, asegurando que todos los estudiantes se sientan incluidos y valorados en la escuela.
Implementación Progresiva
Las cartillas educativas se enviarán gradualmente a las instituciones escolares de todo el país, y su implementación estará acompañada de talleres y programas de formación que ayudarán a los docentes a poner en práctica las estrategias sugeridas. Además, las cartillas ayudarán a gestionar mejor las interacciones entre estudiantes, fomentando un clima de paz y respeto en las aulas.
Impacto Esperado
El objetivo de estas cartillas es no solo gestionar mejor la convivencia escolar, sino también proporcionar a los estudiantes habilidades socioemocionales que puedan aplicar en su vida fuera de la escuela. La promoción de una educación inclusiva y la resolución pacífica de conflictos ayudará a reducir los incidentes de violencia escolar y a crear un ambiente más colaborativo y comprensivo.
En resumen, las cartillas educativas se convertirán en un recurso esencial para la promoción de la convivencia armónica en las escuelas, apoyando a los docentes y directivos en la creación de espacios educativos más inclusivos, pacíficos y respetuosos.
Fortalecimiento de la Formación Docente
El fortalecimiento de la formación docente es uno de los ejes fundamentales del proyecto de ley propuesto dentro de la Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile. Este enfoque reconoce que los docentes y directivos necesitan estar mejor preparados para manejar los desafíos actuales en las escuelas, especialmente en lo que respecta a la gestión de conflictos y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Formación Continua para Docentes y Directivos
El proyecto de ley incluye la creación de programas de formación continua para el personal educativo. Estos programas están diseñados para proporcionarles herramientas prácticas y teóricas que les permitan gestionar de manera más efectiva las situaciones de conflicto y las problemáticas de violencia escolar. Se reconoce que el entorno escolar se ha vuelto más complejo, con desafíos que van más allá de la enseñanza tradicional, como el acoso escolar, el uso de redes sociales y la violencia entre estudiantes.
Gestión de Conflictos
Uno de los principales enfoques de esta formación es la gestión de conflictos. Los programas incluirán módulos sobre resolución pacífica de disputas, mediación escolar, y la implementación de acciones formativas en lugar de sanciones disciplinarias tradicionales. Este cambio de enfoque busca no solo castigar comportamientos negativos, sino también reeducar a los estudiantes para que comprendan las consecuencias de sus acciones y aprendan a resolver sus diferencias de manera constructiva.
Desarrollo de Habilidades Socioemocionales
Además, el proyecto de ley también busca equipar a los docentes con las herramientas necesarias para fomentar el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Esto implica enseñar habilidades como la empatía, la resiliencia y la regulación emocional, esenciales para mejorar las relaciones interpersonales y reducir los incidentes de violencia dentro del entorno escolar.
Impacto Esperado en la Comunidad Educativa
El fortalecimiento de la formación docente tiene como objetivo crear un ambiente escolar más seguro y saludable, donde los conflictos se manejen de manera proactiva y los estudiantes desarrollen habilidades que les permitan integrarse mejor en la comunidad escolar y la sociedad en general. Además, el hecho de que esta formación sea continua asegura que los educadores puedan adaptarse a los cambios sociales y educativos que puedan surgir en el futuro.
Este enfoque holístico busca no solo mejorar la convivencia escolar, sino también contribuir al bienestar integral de los estudiantes y a la construcción de una comunidad educativa más resiliente y empática.
Uso de Datos para Monitoreo
Uno de los aspectos más innovadores de la Política Nacional de Convivencia Educativa es el uso de datos para monitorear el estado de la convivencia en las escuelas. A través de herramientas como las pruebas Simce y otras bases de datos, el gobierno busca tener un enfoque más basado en la evidencia para evaluar la efectividad de las medidas implementadas y realizar ajustes cuando sea necesario.
Uso del Simce como Herramienta de Monitoreo
El Simce (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación) ha sido tradicionalmente utilizado para medir los logros académicos de los estudiantes en áreas como lenguaje y matemáticas. Sin embargo, en esta nueva fase, se utilizará también para recolectar datos sobre el estado de la convivencia escolar. Estos datos permitirán identificar patrones y áreas problemáticas dentro de las escuelas, facilitando la toma de decisiones basadas en información real y actualizada.
Bases de Datos para Identificar Áreas de Mejora
Además de los resultados del Simce, el Plan de Acción 2024-2030 contempla el uso de bases de datos adicionales para monitorear diversos indicadores relacionados con la convivencia escolar, como incidentes de violencia, acoso escolar, participación en retos virales peligrosos y consumo de sustancias psicoactivas. Este enfoque permitirá realizar un seguimiento continuo de los problemas y adaptar las estrategias de intervención de manera más precisa.
Ajustes de Políticas Basados en Datos
Con el análisis de estos datos, el Ministerio de Educación podrá ajustar las políticas y estrategias de convivencia escolar de manera dinámica, conforme se identifiquen áreas que necesiten mejoras. Esta información será esencial no sólo para reaccionar ante problemas, sino también para anticiparse a futuras situaciones de conflicto y tomar medidas preventivas que ayuden a construir un entorno escolar más seguro y equitativo.
En resumen, el uso de datos en esta política permitirá a las autoridades tener un mayor control sobre el impacto de las medidas adoptadas, ajustando las políticas de forma ágil y eficaz para mejorar continuamente la convivencia escolar en todos los niveles educativos.
El enfoque adoptado por la Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile no se limita exclusivamente al Ministerio de Educación, sino que involucra a múltiples entidades gubernamentales, creando así un enfoque multisectorial. Este tipo de colaboración tiene como objetivo abordar de manera integral los diversos factores que influyen en la convivencia escolar, entendiendo que los problemas en las escuelas están profundamente ligados a contextos sociales más amplios.
Colaboración con el Ministerio de Desarrollo Social
Una de las principales colaboraciones es con el Ministerio de Desarrollo Social, que juega un papel clave al abordar los aspectos sociales que afectan la convivencia en las escuelas, como la pobreza, la exclusión social y las desigualdades de acceso a servicios básicos. A través de esta colaboración, se pretende crear políticas más inclusivas que no solo mejoren el entorno escolar, sino que también mitiguen los problemas sociales que exacerban los conflictos dentro de los centros educativos.
Participación de SENDA
Otro actor importante en este enfoque multisectorial es el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA). SENDA aporta su experiencia en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas y la reducción de los comportamientos de riesgo entre los adolescentes. El consumo de drogas y alcohol ha sido identificado como un factor clave que contribuye a los problemas de convivencia en las escuelas, por lo que SENDA se encarga de desarrollar programas educativos y de intervención para reducir estos riesgos.
Colaboración Integral y Preventiva
Este enfoque integral también incluye la colaboración con otras instituciones como el Ministerio de Salud y el Ministerio de Justicia, con el fin de desarrollar programas de apoyo socioemocional, atención psicológica, y asesoría legal en casos de violencia escolar. A través de esta sinergia interministerial, se busca crear una red de apoyo más amplia que cubra tanto los factores educativos como los factores sociales que influyen en la convivencia.
En resumen, el enfoque multisectorial es clave para garantizar que la convivencia escolar sea abordada desde todas las aristas posibles, promoviendo una solución integral a los desafíos que enfrenta la comunidad educativa.
Proyecto de Ley para Reforzar la Convivencia
Uno de los pilares fundamentales de la actualización de la Política Nacional de Convivencia Educativa es la presentación de un proyecto de ley que busca reforzar la institucionalidad encargada de gestionar la convivencia escolar en Chile. Este proyecto no solo se enfoca en mejorar la infraestructura legal ya existente, sino también en otorgar a las escuelas herramientas más eficaces para enfrentar situaciones complejas, como la violencia y el acoso escolar.
Reforzamiento de la Institucionalidad
El proyecto de ley pretende consolidar la estructura administrativa y legal encargada de velar por la convivencia escolar en las escuelas. Esto incluye la creación o el fortalecimiento de comités de convivencia dentro de las instituciones, que se encargarán de implementar las políticas y estrategias relacionadas con la convivencia. Además, se buscará dotar a estos comités de mayor capacidad de intervención en casos de conflictos graves.
Herramientas Legales y Administrativas
Uno de los puntos más destacados del proyecto de ley es la introducción de nuevas herramientas legales y administrativas que permitirán a los directivos y docentes actuar de manera más efectiva frente a situaciones de riesgo, como la violencia entre estudiantes, el consumo de sustancias psicoactivas, o la participación en retos virales peligrosos. Estas herramientas incluirán protocolos de actuación específicos para garantizar una respuesta rápida y adecuada a los conflictos que puedan surgir dentro de las escuelas.
Prevención de la Violencia Escolar
El proyecto de ley no solo se enfoca en la respuesta ante incidentes de violencia, sino también en su prevención. A través de programas de formación continua para docentes, directivos y otros miembros del personal educativo, se promoverán habilidades como la mediación y la resolución pacífica de conflictos, con el objetivo de prevenir que las situaciones de conflicto escalen a niveles de violencia. El proyecto también aboga por una mayor colaboración entre las instituciones educativas y otras entidades del Estado, como SENDA y el Ministerio de Desarrollo Social, para abordar integralmente las causas de la violencia.
En resumen, este proyecto de ley es un componente crucial para garantizar que las escuelas cuenten con un marco legal robusto que les permita manejar situaciones de convivencia escolar de manera más eficaz y preventiva, asegurando así entornos más seguros y armónicos para los estudiantes y docentes.
La actualización de la Política Nacional de Convivencia Educativa en Chile representa un avance significativo hacia la creación de entornos escolares más pacíficos, inclusivos y seguros. Esta política no solo aborda los problemas inmediatos relacionados con la violencia escolar y el acoso, sino que también adopta una perspectiva más amplia que incluye la promoción del desarrollo socioemocional, la formación continua de docentes y el uso de datos para monitorear la efectividad de las estrategias implementadas. A través de las cinco dimensiones clave, el nuevo marco responde a las necesidades actuales de la comunidad educativa y establece una base sólida para mejorar la convivencia escolar a largo plazo.
Uno de los elementos más innovadores de esta política es su enfoque multisectorial, que involucra a diferentes instituciones del Estado, como el Ministerio de Desarrollo Social y el SENDA, lo que permite una respuesta más integral y coordinada a los problemas que enfrenta la comunidad escolar. El proyecto de ley asociado con esta actualización también busca reforzar la institucionalidad de las escuelas, dotándolas de herramientas legales y administrativas para prevenir y gestionar situaciones de conflicto. Esta combinación de prevención y acción estructurada es clave para garantizar el éxito de las medidas propuestas.
Sin embargo, para que esta política sea realmente efectiva, es fundamental que los docentes, directivos y demás miembros de la comunidad educativa estén capacitados en la gestión de conflictos y en la promoción de un entorno escolar inclusivo y respetuoso. Aquí es donde la formación continua y especializada juega un papel crucial.
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